Día mundial de la distrofia macular de Stargardt

El síndrome de Stargardt o distrofia macular juvenil es una enfermedad genética rara, que se presenta en adultos jóvenes y causa la degeneración progresiva de la mácula, zona central de la retina responsable de la agudeza visual y la visión en color. Por ello, uno de los síntomas principales de Stargardt es la pérdida de visión central.

El causante principal de la distrofia macular de Stargardt (STGD1) es el gen ABCA4. La proteína codificada por este gen forma parte del equipo de limpieza del material resultante del proceso visual, especialmente A2E. Mutaciones en ambas copias del gen casan fallos en este sistema de detoxificación, lo que resulta en la acumulación de cuerpos extraños que se pueden apreciar como manchas amarillentas en el fondo del ojo. Esta acumulación es tóxica para las células de la retina, cuyo deterioro y muerte resulta en la pérdida de visión. Además de ABCA4, se han descrito otros dos genes causantes de las formas dominantes de Stargardt: ELOVL4 (STGD3) y PROM1 (STGD4). En estos casos, la causa de la toxicidad celular también se debe al reciclaje defectuoso de los subproductos del proceso visual o de la regeneración celular. Sin embargo, el desencadenante es la mutación de uno solo de los alelos. Debido a estas similitudes y diferencias entre los distintos tipos de enfermedad de Stargardt, algunas de las terapias propuestas hasta la fecha apuestan por atacar las características específicas de cada tipo, mientras que otras buscan un nexo común.

Actualmente, hay diversas estrategias propuestas para el tratamiento del síndrome de Stargardt. Los suplementos dietéticos (DHA, Omega-3, Azafrán) y fármacos (Emuxistat, Zimura, …) están principalmente diseñados para reducir la acumulación de productos citotóxicos y así frenar la progresión de la enfermedad. En el caso de terapia génica, se propuso un ensayo en fase 1/2 para reintroducir mediante un vector lentiviral una copia correcta de la región codificante de ABCA4 en pacientes STGD1, pero no ha tenido continuidad. Pese a que se está realizando un seguimiento de los pacientes tratados, aún no se han publicado resultados suficientes para valorar la seguridad y eficacia de este tratamiento.

Otra estrategia es la terapia celular, tratamiento adoptado por varias farmacéuticas (Astellas Pharma Inc., MD Stem Cells) basado en la substitución de las células deterioradas de la mácula por células sanas del epitelio pigmentario. (Más información sobre terapias recientes en Piotter et al. 2021).En este caso, no se combate la raíz del problema, la acumulación de productos citotóxicos, sino uno de sus efectos, la muerte celular.

En la misma dirección se enmarca la propuesta de terapia desarrollada por Nanoscope Therapeutics Inc.  y recientemente aprobada por la FDA. Esta última aproximación propone la restauración de la función celular mediante la inyección de genes bacterianos cuyas proteínas (opsinas) son capaces de captar la luz en color y activar directamente el circuito neuronal (las células ganglionares) encargado de la visión. En esta terapia opto genética, son necesarias unas gafas especiales que traduzcan la luz ambiental a impulsos lumínicos reconocibles por las opsinas introducidas. La comunicación directa entre opsinas y el circuito neuronal no requiere la función de las células fotorreceptoras ni del epitelio pigmentado de la retina, por lo que podría aplicarse no solamente a Stargardt, sino también a afectos de otras distrofias similares.

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